viernes, 19 de septiembre de 2014

MANUEL SOLER y el CAJÓN FLAMENCO por Fernando García "Percu" (alumno de Manuel Soler)


MANUEL SOLER y el CAJÓN FLAMENCO
una pareja indisoluble


         Muchos de nosotros tuvimos ocasión de disfrutar con el arte del maestro Manuel Soler en los últimos años de su carrera. Unos pocos tuvimos la fortuna de estudiar con él: fui parte de un pequeño grupo de alumnos que, durante un lustro, pudimos aprender a fondo la mayoría de sus toques. Su estilo inconfundible con el cajón y su compás arrollador dejaron huella a través de múltiples colaboraciones con grandes figuras del flamenco. El reconocimiento como solista le llegó con el espectáculo 'Por ahí te quiero ver', que causó sensación en la IXª Bienal de Flamenco, allá por el año 96...
El autor del artículo en un curso con Manuel Soler.
Es el que está reflejado en el espejo tras el maestro Soler.
         Lo conocí en la Bienal del 98, en la que empezó a impartir cursos, y puedo afirmar que me enseño todo lo que sé. Dimos clases entre el 98 y el 2003, fecha de su temprana desaparición... entonces, muchos nos quedamos huérfanos de su arte y su personalidad. Hoy me siento orgulloso de poder continuar difundiendo su intenso y valioso legado.
         Hemos de recordar aquí su clases magistrales en la IVª Convención Nacional de Percusionistas celebrada en el Teatro Central de Sevilla en otoño del 99, es decir, hace ahora 15 años. Convención que fue clausurada de manera brillante con la primicia de su magnífico espectáculo 'A Compás', en el que le acompañaban jóvenes promesas del baile como Javier Barón, Rafael Campallo e Israel Galván... Ahí es nada.
         A lo largo de este artículo y de una segunda entrega, pretendo ofrecer una visión general del origen, evolución y el toque de este instrumento, además de resumir alguno de los patrones más señalados que desarrolló el maestro Soler, en un intento -no siempre vano- de atrapar el duende del compás entre las cinco líneas de un pentagrama.

         NOTA: Puede verse en este enlace una entrevista sin desperdicio que el crítico Luis Clemente le hiciera al maestro Soler rayando el comienzo de este siglo...



APUNTES HISTÓRICOS

         No es ningún secreto que el acompañamiento de percusión en el flamenco lo han constituido tradicionalmente las palmas y los pies. 'Tocar las palmas', como se dice en Andalucía... y no dar palmas o hacer palmas, que son expresiones foráneas. Eso y marcar el compás del cante o del baile con el taconeo han sido siempre la base rítmica de cualquier palo.
         No podemos olvidarnos de otras formas más primarias, tales como tocar con los nudillos en la mesa o en la barra de una taberna mientras se cantaba... golpear con el bastón en el suelo, el clásico cántaro con una zapatilla de las zambombás navideñas y hasta las populares panderetas...
         Pero no es menos cierto y evidente que en las últimas décadas, con el boom de la música popular, se han producido diversas fusiones y, por tanto, nuevas incorporaciones de instrumentos a los grupos flamencos.
         Años antes de la introducción del cajón ya se usaban elementos exóticos, tal fue la moda de los caribeños bongós, que hacían furor en las rumbas de los 70. Podemos oírlos en la famosísima rumba 'Entre Dos Aguas', tema que era un bis obligado en todos sus conciertos, grabado a dos guitarras y bongós por el maestro Paco de Lucía en el año 73, cerrando su disco 'Fuente y Caudal'. Un disco emblemático que la Bienal de Flamenco homenajea prestándole el título a su presente edición.
         Con el tiempo, los instrumentos provenientes de otras músicas se fueron incorporando al acompañamiento de las grandes compañías flamencas, tanto que hoy día es fácil ver en el set de un percusionista flamenco, además del cajón, la presencia de congas o bongós, el djembé africano, cortinas, platos, cencerros y todo tipo de efectos al uso.
         No obstante, ninguno de estos instrumentos ha tenido el éxito inesperado, la popularidad y la aceptación que la llegada del cajón provocó en los ambientes flamencos. Su utilización creció exponencialmente en pocos años... aunque todavía hay en Sevilla algunas peñas donde lo consideran algo externo a la pureza de este arte... en fin.

ORÍGENES DEL CAJÓN

         Como seguramente muchos ya sabéis, el cajón flamenco procede de un instrumento muy similar usado tradicionalmente en la música negra peruana o música afro-peruana, pudiendo decirse con toda propiedad que nuestro cajón es una variante de aquel.
         El Cajón peruano original lleva su tapa fija o pegada, es decir, que no presenta lados o esquinas sueltos que den lugar a la característica vibración aguda del cajón flamenco. Tampoco lleva bordones o accesorios que resuenen en su interior, por lo que, en conjunto, su sonido es mucho más seco y, a menudo, más grave.
         Este popular instrumento tiene su origen en el siglo XIX, cuando trabajadores africanos del Puerto del Callao comenzaron a utilizar cajas vacías de bacalao o de ron para hacer percusión, puestas sobre un lado. En aquellos tiempos los esclavos negros de Lima, la bulliciosa capital del país andino, tenían prohibido usar sus propios tambores, suponemos que por cuestiones de orden público o, quizás, en un intento de reprimir su cultura nativa... pero eso no les impedía sentarse en el lateral de una caja vacía de pescado, de bebidas alcohólicas o similar para percutir sobre su culo o fondo de madera. Así marcaban el ritmo de sus cantos y sus bailes... con lo que, al final, montaban la fiesta de igual manera.
         Con el paso de los años, a alguien se le ocurrió cerrar la caja original por la parte trasera y, poco a poco, el cajón que conocemos fue tomando su cuerpo y formas actuales. (foto de cajón)
         Aún hoy es el instrumento base en la música negra peruana y podemos escucharlo en cualquiera de las grabaciones de Susana Baca, máxima exponente hoy día de esta cultura musical en su país y fuera de él, ya que se ha hecho muy popular en todo el mundo al amparo de la etiqueta, tan de moda, de la "world music". Igualmente podemos apreciar su sonido en los discos del cantante peruano afincado en Sevilla, Richard Villalón.

DESCUBRIMIENTO Y ADOPCIÓN

         Según cuentan las crónicas, el primer cajón (quizá fueron dos) fue traído a España hace más de tres décadas por la compañía del desaparecido Paco de Lucía, entonces de gira por Sudamérica.
         Al parecer, en una recepción o fiesta dada por las autoridades al elenco del guitarrista, había un percusionista afro-peruano tocando el cajón... Los músicos de la banda, y el mismo Paco, quedaron prendados de su sonido y se plantearon la posibilidad de incorporarlo a la percusión flamenca.
         Otra versión bien fundada cuenta que la fiesta era en casa de Chabuca Granda, la gran dama de la canción peruana, y que fue su experto cajonero, Caístro Soto, el que le regaló (o vendió...) uno de sus cajones al propio Paco...
         Sea como fuere, el resultado fue que la mítica banda del maestro de Algeciras comenzó a introducir el cajón en lugar de las congas o bongós que venían usando, al pensar Paco, con mucho tino, que su sonido seco y sobrio era más apropiado para la mayoría de los palos flamencos que la percusión cubana.
         En aquella época, la percusión del famoso septeto de Paco de Lucía la llevaba Rubén Dantas, mientras que Manuel Soler acompañaba con las palmas, de lo que era también un maestro fuera de serie, tocaba percusión y se marcaba alguna de sus tremendas 'pataítas'... No en vano, ganó su primer premio de baile con 12 años en su Sevilla natal y se forjó en la tradición acompañando a las mejores figuras desde tan temprana edad.
         Con esto queremos apuntar, que -aunque sigue corriendo la voz de que fue Rubén Dantas, sin duda un percusionista de élite, el que introdujo el cajón en el flamenco- el verdadero maestro del compás flamenco, y por algo Paco lo llevó con él al baile y al toque durante 14 años, no era sino Manuel Soler... quien, con toda seguridad, introdujo todo lo que sabía en este nuevo instrumento. Por algo era un erudito del acervo gitano... guitarrista, bailaor, compositor, palmero y gregario de lujo del genio gaditano.
         De hecho, muy poca gente sabe, aparte de sus alumnos... ¡y los míos!, que mi querido maestro tocaba utilizando uno de sus pies. Esto es, que añadía el golpe del tacón al de sus dos manos... por algo tocaba como nadie. Pero eso es otra historia.
         En cuanto a quién trajo el cajón a España, mi amigo Teo asegura que fue el marido de Betty Misiego (¡¿?!) quien lo intentara introducir sin éxito en los años 50 ó 60.
Paco de Lucía firmándole un cajón
a Manuel Soler.
         Tuvo que venir de la mano de una figura como Paco de Lucía y sus grandes músicos para ser rápidamente adoptado por artistas de la talla de los Ketama, con Antonio Carmona a la cabeza. De ahí, su popularidad empieza a correr como la pólvora y pasa, en poco tiempo, a ser la novedad imprescindible en los discos de sevillanas y de flamenco durante los 80. Incluidos los de Camarón... muchos grabados por el propio Soler, claro está.
         ¿Que si fue Manuel Soler, Rubén Dantas o el propio Paco de Lucía el que dió el primer paso, tomó la decisión o tuvo la ocurrencia de traer el cajón...? Pues yo diría como el clásico... fue cosa de Fuenteovejuna...

Imprescindible para conocer al maestro Soler:
https://www.youtube.com/watch?v=7II-rkiTaYc

Otro enlace con información sobre Manolo Soler y su biografía:
http://decajonflamenco.com/25.html

Y en la próxima entrega: 
Técnica básica del cajón, toques principales y el estilo de Manuel Soler. Apuntes sobre los ritmos peruanos para el cajón.

Fernando García "Percu" es percusionista y director de la Escuela LATiDOS